La mayor minera del mundo, la australiana BHP, acaba de aterrizar en Argentina. Compró la mitad del proyecto de cobre Josemaría a la canandiense Lundin Mining y se asoció con esta empresa para el de Filo del Sol, hasta ahora propiedad de la también canadiense Filo Corp. El gigante global invertirá más de 3.200 millones por ambos proyectos, que ya están en estado avanzado de desarrollo en el noroeste del país.
BHP y Lundin informaron que crearán una asociación a largo plazo para “desarrollar conjuntamente un distrito cuprífero emergente con gran potencial que podría sustentar un complejo minero de primera categoría”. Se trata del Distrito Vicuña, en la provincia de San Juan, que ha sido bautizado por los medios locales como “la Vaca Muerta del cobre” por la abundancia de ese metal.
La Cámara Argentina de Empresas Mineras destacó la importancia del Régimen de Incentivos a las Grandes Empresas (RIGI) aprobado por el Congreso el mes pasado para atraer inversiones como estas. Este régimen especial que impulsó el Gobierno de Javier contempla numerosos beneficios fiscales, jurídicos y cambiarios por 30 años a las empresas que inviertan en proyectos superiores a los 200 millones de dólares. “El RIGI es un punto de partida útil para ayudar a que se recupere la confianza de los inversores en el país”, dijo a EL PAÍS el presidente de la Cámara, Roberto Cacciola.
A juicio de Cacciola, este régimen contribuirá a mejorar la competitividad de la industria minera en Argentina, un factor clave porque este país “compite por las inversiones con países de Latinoamérica y de otras regiones, que en la mayoría de los casos cuentan con mayor previsibilidad en temas cambiarios, jurídicos y fiscales”.
Protestas antimineras
La minería local mira al otro lado de la cordillera de los Andes con envidia. Chile genera exportaciones de cobre por más de 56.000 millones de dólares, mientras que el total de las ventas del sector al extranjero en Argentina es menos de una décima parte. Además de la falta de infraestructuras adecuadas, parte de la población argentina muestra una resistencia significativa hacia esta actividad. A la oposición frontal de muchas comunidades indígenas se le han sumado también movilizaciones multitudinarias en rechazo a proyectos mineros por el uso intensivo de agua y el riesgo de contaminación que contemplan, como la ocurrida en la provincia de Mendoza en 2019. Este tipo de protestas son difíciles de imaginar en Chile, donde el cobre es el motor exportador del país.
“Chile es un país de una extensa tradición minera, mientras que en Argentina la minería es una industria relativamente joven, que se comenzó a consolidar mayormente en la década de los noventa”, compara Cacciola. “El país vecino exporta en minerales casi lo mismo que Argentina por su sector agropecuario”, señala al marcar las distintas matrices productivas de estos dos países.
Aún así, Milei busca potenciar tanto las inversiones mineras como las energéticas para explotar los ingentes recursos naturales de Argentina. La llegada de BHP parece ser un primer paso en esa dirección.
Fuente: El Pais
Comments