En el mundo de la minería internacional existe consenso acerca de que el Perú cuenta con todo lo que se requiere para beneficiarse del actual escenario global en que se desenvuelve el sector.
¿Cuál es su percepción acerca de la situación actual de la industria minera y del país? ¿Qué es lo que ve?
En materia de minería tenemos un país maravilloso, que está plagado de recursos minerales por todos lados. Tenemos operaciones mineras de primer nivel y, además, contamos con los recursos
humanos, el conocimiento y una demostrada capacidad para innovar. Y a su vez, tenemos un país con una serie de tratados internacionales que nos han permitido insertarnos en el mundo financiero, tecnológico y cultural.
Es decir, el Perú es un país minero, no nos falta nada, nos sobra mineral; pero depende de nuestros gobernantes y de nosotros como personas aprovechar esas condiciones.
¿Cree que no lo estamos haciendo?
Así es, y es una lástima que teniendo todo lo que tenemos, no lo sepamos aprovechar como deberíamos. Y eso se hace evidente en el hecho de que en el país hay una serie de proyectos que
esperan ser desarrollados, pero que no pueden hacerlo por razones políticas, ideológicas y de intereses personales.
Muchas veces hemos visto o nos enteramos, por ejemplo, de que dos o tres personas, que manejan a una comunidad, la ponen en contra del proyecto e impiden que se desarrolle. ¿Y a cambio de qué? A cambio de algún pago para ellos, con lo que se favorecen solo ellos, no la comunidad, que es la que termina perjudicada.
Y es un hecho que se repite en los conflictos que se dan en el país. ¿Qué cree que lo explica?
La percepción de estar en un país que no tiene rumbo, en el que permanentemente estamos en una pelea de todos contra todos, de polarización total; y eso, simple y llanamente, ha agudizado
el deterioro de las instituciones.
Vivimos una época de división enorme, donde la política se ha judicializado y la justicia se ha politizado, donde no encontramos líderes políticos que realmente vean al Perú por encima de sus
intereses personales.
Porque lo que encontramos hoy son políticos que van cierto tiempo a las comunidades a prometerle a la gente algo y después no cumplen, lo que no solamente hace que haya mayor pobreza, sino que genera cada vez más frustración y desconfianza en la población.
Y eso es resultado de habernos olvidado de hacer política, de haber dejado el espacio para que la gente de mal vivir sea la que ocupe esos lugares; lo que a su vez ha sido tierra fértil para que ellos se aprovechen de esa situación y hagan su festín, y hoy controlen la educación, la justicia y muchos espacios de gobierno en el país.
OBSTÁCULOS PARA LA INVERSIÓN MINERA
Y en cuanto al sector, ¿cuáles señalaría como los principales obstáculos para la concreción de nuevos proyectos en el Perú?
Principalmente dos. Primero, que el país, con el tiempo, se ha ido amarrando de manos con un sinnúmero de reglamentos, leyes y disposiciones que hacen cada vez más oneroso poder sacar adelante un proyecto.
Antamina, por ejemplo, habiendo cumplido con todos los requisitos que se le ha venido exigiendo, se ha demorado cuatro años y medio para que le aprueben el expediente de su ampliación. Entonces, ahí vemos lo complejo que puede ser ese proceso que, incluso, en este proyecto, estaba previsto desarrollarse dentro del mismo espacio que ya tenía en su anterior operación.
Obviamente, eso requería de algunos cambios, pero si eso le demora cuatro años y medio al
Gobierno, algo está mal.
Lamentablemente, no hay dentro del Gobierno alguien con liderazgo, como había hace años, para poner orden y resolver esa clase de situaciones. Eso es lo que falta y lo que se necesita, pero
hoy día no hay.
Mencionó dos obstáculos. ¿Cuál es el segundo?
La otra traba es la social, política e ideológica que obviamente se interpone porque genera la falta de confianza que existe hoy en el país. Desde hace dos años, por ejemplo, sabemos que el cobre va a subir, pero la exploración está casi detenida. ¿Por qué? Porque no hay confianza. Newmont tiene Yanacocha Zulfuros listo por sacarlo, pero lo sigue postergando. ¿Por qué? Porque no hay
confianza.
Si un inversionista minero tiene un proyecto en el Perú por desarrollar y no puede hacerlo por las condiciones en que se encuentra el país que hemos comentado, es claro que se pondrá a buscar otros lugares del mundo. Y si es una empresa internacional muy grande, que tiene otros proyectos, incluso va a preferir desarrollar uno menos atractivo y menos rentable, en un lugar en el que le den mayor respaldo a su inversión. Pero puede cambiar y priorizar el proyecto que tiene aquí, si el país hace su parte.
Fuente: rumbominero.com
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